Work in progress

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Una de las mayores «peleas» con mis clientes consiste en recordarles que nos son de ninguna manera en concreto, sino que están en un proceso de cambio continuo.

Sé que suena un poco a Paulo Coelho, pero es algo básico si se quiere avanzar en la vida.

Frases como:

«Es que yo soy así»
«Siempre he sido así»
«Me viene de familia»
«Es mi genética»
«Yo es que no tengo voluntad / no valgo para esto / soy un desastre para la comida /…»

No son ciertas y no ayudan mucho.

Les he hablado muchas veces de la neuroplasticidad del cerebro (el cerebro cambia constantemente y hasta el día en que nos muramos) y de la epigenética (cómo el entorno y nuestras acciones determinan si se «usan» o no los genes con los que nacimos) y son simplemente 2 ejemplos de cómo cualquier persona puede cambiar aspectos que antes se creían inmutables: los genes y el cerebro.

Todos los días cambian millones de células de nuestro cuerpo y lo hacen en función de los estímulos que reciban, o que dejen de recibir. Así que nuestro cuerpo (que incluye nuestro cerebro 😉 ) va a seguir cambiando y adaptándose, queramos o no.

Es importante que dejemos de lado las excusas como las que ponía arriba y recordemos que estamos cambiando continuamente, que podemos influir en cómo es ese cambio y que no todo tiene que cambiar hoy, ni ser todo o nada.

Lo mejor es empezar muy poco a poco, pero empezar. Olvidarnos de cómo éramos ayer o si seremos capaces de continuar mañana, simplemente hacer hoy el cambio que hemos decidido o nos toca.

Mañana es un problema de nuestro YO del futuro 😉

La mala postura que nos produce dolores la aprendimos y la practicamos durante años, así que se puede aprender nuevas posturas y movimientos.

La voluntad se entrena, no es innata.

Se puede comer mejor sin sacrificios, simplemente con mejor información y tomando mejores decisiones. Y el paladar también aprende 😉

Y lo dice una persona que nunca tuvo «fuerza de voluntad», pero consiguió cambiar 15 años de sedentarismo profundo; que se pasó años comiendo del McDonalds y ahora se hace comida sana y le gusta; que no le gustaba mucho hablar y era muy tímida, pero que ha hablado más veces en público de las que puede recordar; que odiaba escribir, pero escribe tochos como éste; que «tenía los pies planos» y ahora tiene un arco sano y fuerte; que tenía un miedo a las alturas atroz y ha escalado paredes de 200 metros de altura; que había asumido que se seguiría lesionando cada vez que hiciera actividades físicas, pero que se ha curado sus lesiones y no ha vuelto a lesionarse…

Y un sin fin de cosas que creía saber sobre mí, sobre cómo SOY y que resultó ser simplemente un estado temporal, algo que me definió durante un tiempo, pero que luego cambió.

Siento el rollo que les he soltado, pero creo que tenemos que recordar que realmente estamos en medio de un camino, en medio de un cambio, queramos o no, en vez de pensar en estados estáticos.

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