Obsesión por las calorías

Hay bastante obsesión con las calorías, pero nuestro cuerpo no funciona como pensamos.

Human Machine Brain

Desde hace unas décadas se ha instaurado la idea de que somos como una máquina. Como un coche que necesita energía para moverse y para producir esa energía tenemos que ponerle combustible.

Si no tenemos energía, necesitamos consumir más combustible y si tenemos demasiado combustible o no lo gastamos, pues lo almacenamos.

Es un modelo que sirve para explicar ciertas cosas, pero que es muy simplista y que puede conducir a conclusiones erróneas si lo tomamos muy literalmente.

Este modelo ignora el hecho de que no somos una máquina y que el mundo analógico es mucho más rico y complejo que el mundo digital.

señal analógica, frente a señal digital

Ejemplo de la diferencia entre una señal analógica y una aproximación digital.

A lo que me refiero es que los procesos biológicos que ocurren dentro del cuerpo van mucho más allá de «usar o almacenar energía». Y pondré algunos ejemplos de esto.

  • Si la energía que no usamos la almacenamos para cuando haga falta, ¿por qué cuando tenemos sobrepeso (más energía almacenada en forma de grasa) solemos tener menos energía y nos cuesta más movernos?
  • ¿Por qué hay gente que da igual lo que coman y se muevan, no engordan?
  • ¿Por qué hay veces que estamos reventados de estar todo el día trabajando, hacemos alguna actividad física intensa y, de repente, tenemos mucha más energía que antes?
Nada de esto se debe a la magia ni a un «fallo en el sistema».

Todo esto tiene mucho sentido si tenemos en cuanta nuestra biología y cómo el cuerpo tiene sistemas para gestionar nuestros niveles de energía.

Por eso todos los sistemas para bajar peso basados en el «equilibrio energético» (calorías consumidas = calorías gastadas), no dan siempre los mismos resultados y raramente dan los resultados esperados.

El cuerpo no sólo reacciona ante la escasez de calorías para usar la energía o almacenarla. Prueba de ello son los ejemplos que ponía antes o tantas otras experiencias similares que todos hemos experimentado.

Cada vez hay más estudios científicos serios que desechan estas teorías de que funcionamos como un coche y se descubren más sistemas que utiliza el cuerpo para tomar esas decisiones de usar o almacenar energía.

Pero el principal sistema que tenemos es el «músculo». El músculo es mucho más que eso que usamos para movernos y para mostrar en la playa.

En los últimos años se ha descubierto que no sólo recibe señales del cerebro para contraerse o relajarse, sino que también manda señales al cerebro y a otros órganos, tiene sensores propios, neuronas especializadas y muchas funciones que antes se desconocían.

Por eso es tan importante tener unos músculos sanos, porque son responsables de muchas tareas indispensables para que el cuerpo funcione correctamente.

Una de ellas es decidir si hace falta más energía, qué tipo de energía, si sacarla de los almacenes o ingerirla, si almacenarla, etc.

Y estudios recientes demuestran este papel del músculo esquelético y cómo se puede inducir, mediante la actividad física, la regulación de esos sistemas para evitar enfermedades metabólicas como la diabetes de tipo 2 o la obesidad.

Si juntamos lo que sabemos sobre la atrofia muscular y el sistema circulatorio con que realmente el tiempo que pasamos entrenando es ínfimo con respecto a tu tiempo despierto, veremos que lo realmente efectivo para bajar peso no es quemar muchas calorías 3 horas a la semana, sino tener una musculatura sana que queme más calorías las otras 165 horas semanales y que regule correctamente los sistemas de regulación de energía del cuerpo.

¿Y cómo se consigue una musculatura sana que haga todo eso?

 

Moviéndonos mucho y de las formas más variadas posibles.

Sé que parece que se gasta más calorías corriendo y que por eso debemos bajar más peso, pero como ya comentaba, el cuerpo no funciona sumando y restando calorías.

Y, aunque así fuera, más músculo sano (no atrofiado por el desuso) significa más células que necesitan energía y nutrientes, más fibras musculares pidiendo calorías en cada paso o movimiento que demos. Lo que viene siendo, más calorías totales gastadas.

Y todo esto sin meternos en temas como el EPOC (Excess post-exercise oxygen consumption, o lo que es lo mismo, la oxidación del carbono sobrante debido a la intensidad del ejercicio) y cómo éste es mucho mayor en entrenamientos intensos que en sesiones largas de carrera a ritmo moderado o bajo.
Lo que significa estar varias horas, después de haber acabado de hacer ejercicio, «quemando calorías».

Tampoco voy a hablar ahora de la influencia del tejido adiposo en las hormonas que regulan estos procesos, pero se suman a la cantidad de variables que no solemos tener en cuenta en el modelo simplista de «calorías consumidas – calorías gastadas».

 

Conclusiones:

Nuestro cuerpo no es una máquina y hay que tener en cuanta los procesos internos de autoregulación.

Para que funcionen bien es importante tener músculos sanos.

Para tener músculos sanos es necesario usarlos a menudo. Es decir, movernos muchos y de forma variada.

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