Nos movemos usando información defectuosa

Para poder realizar un movimiento de la mejor manera posible, necesitamos toda la información que podamos.

 

Del movimiento en sí, del estado de cada parte de nuestro cuerpo, de la posición de cada parte de nuestro cuerpo, de factores externos que puedan afectar al movimiento (luz, temperatura, viento, altura, si implica un objeto, qué peso tiene, etc).

Sin cambiar absolutamente nada a nivel fisiológico (sin cambios físicos), tener más y mejor información puede cambiar mucho la calidad del movimiento.

Y tenemos que recordar, que las posturas «estáticas» (estar de pie, sentados, etc), también son movimientos.
No somos conscientes porque ya controlamos dichas posturas, pero para evitar que la gravedad nos tire al suelo, hacemos micro-movimientos y micro-correcciones.

Pensemos, por ejemplo, en cuando aprendimos a montar en bici. Hacíamos giros bruscos con el manillar, para mantener el equilibrio.
A medida que empezábamos a controlar el equilibrio, los movimientos se vuelven mínimos, pero los hay.

Niño montando en bici.

Niño aprendiendo a montar en bici.

Lo mismo nos pasó cuando, de peques, aprendimos a estar sentados o a estar de pie.

Niño pequeño de pie

Niño pequeño aprendiendo a mantenerse en pie.

El caso es que para movernos necesitamos mucha información y si nos falta, o no es fiable, crearemos movimientos torpes, poco eficientes y lo mismo pasará con las posturas.

 

Propiocepción y mapa mental de nuestro cuerpo

Para obtener toda esta información tenemos muchísimos sensores por todo el cuerpo: en la piel, los músculos, los tendones, las fascias, etc.

A partir de la información que llega de estos sensores se forma la propiocepción. Un sentido que nos indica nuestra posición (y de cada parte de nuestro cuerpo) en el espacio, así como la tensión en cada músculo y los ángulos de las articulaciones:

Propiocepción: tenemos que tocarnos más

Y con toda esa información propioceptiva que nos va llegando constantemente, vamos creando un mapa en nuestro cerebro:

Mapa mental de nuestro cuerpo

Como comento en el artículo, en realidad creamos dos mapas:

  • Uno para saber desde dónde llega la información.
  • Otro para ver hacia dónde mandamos las órdenes (para movernos).

A través del primero, mejoramos continuamente el segundo. De esta forma, mientras mejor seamos capaces de sentir lo que pasa en una parte del cuerpo, mejor la podremos mover.

Por eso es tan importante la propiocepción. Porque es la forma de mantener un «mapa» fiable que le sirva al cerebro para mandar órdenes a los sitios adecuados y las órdenes más adecuadas.

 

Un teclado adaptado al uso que se le dé

Ahora miren la imagen que comparto. Es un ordenador con un teclado raro.

Teclado defectuoso

Teclado (imaginario) adaptado al uso.

Es un teclado con menos teclas, algunas teclas borrosas, otras más grandes, alguna tecla tiene alguna palabra en vez de una letra y los números están desordenados.

Este podría ser un teclado diseñado según el uso que le demos. Si usamos mucho unas palabras, puede ser buena idea que tengan su propia tecla.
Si nunca usamos alguna letra, podríamos ahorrárnosla.
Si usamos mucho una letra, tendría sentido que tuviera una tecla más grande.

Pero, ¿qué pasa si vamos a tratar de escribir información con ese teclado, para que el ordenador haga cálculos o lo que sea?

No podríamos escribir algunas palabras, podríamos confundirnos con alguna tecla (las borrosas) y sería poco fiable la información que introducimos.

¿Sería fiable el resultado que nos de luego el ordenador?
Pues no, sería poco fiable.

 

Nuestro cuerpo como teclado y ordenador

Pues lo mismo pasa con nuestro cuerpo:

  • Usamos mucho unas partes del cuerpo.
  • No usamos nada otras.
  • Usamos partes para lo que no son (compensaciones).

Y, en general, estimulamos poco los sensores de nuestro cuerpo, así que tampoco nos llega una señal muy clara.

El resultado es que nuestro sistema para percibir nuestro propio cuerpo (propiocepción), es como ese teclado raro.

 

Y la información que le manda al cerebro, es insuficiente y poco fiable.

Mejorar la forma en la que percibimos nuestro propio cuerpo puede mejorar mucho nuestra capacidad de movernos, la calidad de nuestros movimientos, nuestra movilidad, fuerza, coordinación, etc.

 

Además, es una herramienta muy útil para controlar el dolor.

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