Sobre Juanje Ojeda

Mi nombre es Juanje Ojeda Croissier y siempre he sido una persona muy curiosa.

Desde muy chico quería saber cómo funcionaba todo y lo que tenía más cerca era mi cuerpo, así que quise saberlo todo sobre él. A pesar de ser un niño muy tranquilo y calmado, practiqué muchos deportes: natación, voleibol, judo, ninjutsu, escalada y probaba casi cualquier cosa que se me cruzara.

Siempre me interesó mucho la parte del entrenamiento, cómo cambiar el cuerpo, cómo aprender, cómo enseñar.

Devoraba toda la información que caía en mis manos (normalmente libros, aún Internet no estaba al alcance de todo el mundo) sobre anatomía, sistemas de entrenamiento o cualquier cosa que tuviera que ver con el cuerpo humano.

Aunque me interesaban muchas otras cosas, cuando me tocó elegir carrera, opté por estudiar Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (en aquella época aún se llamaba INEF). No la estudié porque pensara que iba a poder vivir de eso (tenía claro en aquella época que no), sino porque ¿dónde iba a aprender más sobre el cuerpo humano y cómo adaptarlo que ahí? 🙂
Y la carrera no me defraudó, aprendí mucho y me pareció muy bonita. Aunque como todas las carreras, tiene sus problemas, pero esa es otra historia.

Cuando me faltaba poco para acabar y por diferentes motivos (entre ellos tener muchas lesiones), cambié de carrera y fui a estudiar otra cosa que me apasionaba, Ingeniería Informática.

Me volqué totalmente en mi nueva pasión y descuidé bastante mi, ya maltrecho, cuerpo.

Entre las lesiones (sobre todo una de rodilla que me limitaba mucho), todo lo que comía, lo mal que comía, lo poco que dormía, la falta de actividad física y pasar incontables horas sentado, me volví en un ejemplo del perfecto sedentario.
Aumenté bastantes kilos (de grasa), empeoró muchísimo mi musculatura y con ella mis lesiones. También me ponía malo de la garganta o de la barriga con bastante frecuencia.

Un desastre, vamos.

Y así pasaron algo más de 15 años en los que trabajé en algo que me apasionaba, pero en los que vi deteriorarse mi cuerpo y mi salud.
«Es la edad», me decían. «Es normal», me decían.

Pero como nunca he sido de hacer mucho caso a lo que me decían, no terminaba de creérmelo. Algo no encajaba.

Así que un día decidí volver a mis orígenes e intentar averiguar qué es lo que fallaba, qué es lo que iba mal en mi cuerpo. Y lo más importante, ¿cómo arreglarlo?

Durante mis 15 años de profesional de la informática, me había especializado en analizar sistemas complejos, entenderlos y buscar la manera de simplificarlos. Y como extra, explicarlos de forma llana que pudiera entender alguien sin conocimientos técnicos.

Así que apliqué estas nuevas habilidades a mis conocimientos pasados y al problema que tenía delante: mi cuerpo.

El cuerpo es un sistema de sistemas, un sistema muy complejo que no se puede mirar desde una única perspectiva (anatomía, fisiología, biomecánica, psicología, medicina, nutrición, neurología, hormonas…). El todo es muchísimo mayor que la suma de las partes.

Por eso empecé a investigar en todas las áreas que parecían tener algo que aportar al problema y algunas que no lo parecían (a priori).
Es impresionante todo lo que se ha avanzado sobre el conocimiento del cuerpo humano desde que dejé la carrera (allá por el año 2004). Pero no hablo de tipos de entrenamiento, aparatos modernos, trucos y modas de fitness. Hablo de conocimiento de base.

Muchas de las cosas que se han descubierto son, de hecho, confirmación o explicación de cosas que ya se hacían de manera intuitiva hace 60, 100 o 2000 años.

Después de mucho estudio y experimentación, le di la vuelta a mi salud. Se acabaron los dolores crónicos, las lesiones que no se curaban, el exceso de grasa corporal, la falta de energía, los catarros constantes. Y empezó el ganar fuerza, movilidad, vitalidad y salud.

Y no fue matándome en el gimnasio, ni nada parecido. No necesité una voluntad de hierro (que nunca ha sido mi fuerte).
Fueron pequeños cambios en el día a día. Un cambio de perspectiva y un enfoque mucho más acorde con lo que mi cuerpo necesitaba.

En ese momento se unió una crisis profesional con que se avivara la llama de mi antigua pasión por el cuerpo humano y todo lo que seguía aprendiendo. Así que decidí dejar mi trabajo y dedicarme a ayudar a otra gente que había llegado a mi antigua situación de sedentarismo.

Ahora sigo estudiando, investigando, experimentando mientras ayudo a gente a entender su cuerpo y tomar las riendas de su salud. Les ayudo a quitarse de encima dolores crónicos, aprender a evitar y recuperarse de lesiones, a añadir los pequeños cambios saludables en su día a día que tengan más impacto en su salud y les doy estrategias para hacerlo a pesar de la «falta de tiempo y voluntad».

Como trato con mis clientes de forma individual y así no puedo llegar a mucha gente, decidí escribir en este blog aquello que creo que puede ayudar más.

Trato de explicar todas aquellas cosas que creo que todos deberíamos conocer, pero que requieren conocimientos avanzados o mucha dedicación y que rara vez te vez en nuestro idioma o de forma accesible.

Me matan los profesionales que usan continuamente términos y explicaciones super técnicas y crípticas, para parecer que saben más
Por eso intento (supongo que no siempre lo consigo), evitar los tecnicismos y hablar en un lenguaje llano que todos podamos entender.

Espero que toda esta información les sirva para tomar mejores decisiones y cuidar lo único que les ha acompañado y les acompañará todo su vida: su cuerpo 😉

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