Hacer equilibrio con los pies descalzos es una manera muy efectiva de trabajar la comunicación entre los pies y el cerebro. Algo clave para movernos bien.
Generalmente tenemos muy reducida esta capacidad. Debido, en gran medida, a que siempre tenemos zapatos y calcetines, que limitan los estímulos externos que el pie puede sentir.
Pero también a que siempre caminamos por superficies planas, lisas y estables.
Pensemos en las carreteras rectas y llanas.
Son aburridas y nos terminamos durmiendo. De hecho, se ponen curvas innecesarias en muchas carreteras, para evitar accidentes, debidos a que nuestro cerebro «desconecta» si no hay cambios o variabilidad en los estímulos.
Es importante darle razones al cerebro para mantenerse activo y para hacer bien su trabajo.
Además, mientras más y mejor información recibe el cerebro (y el cerebelo), mejores decisiones motoras (movimientos) se tomarán.
Pensemos en una calculadora. Puede ser buenísima haciendo sumas y restas, pero si no metemos los datos correctos, los resultados serán erróneos.
Y si queremos tener precisión en los resultados, necesitaremos introducir datos precisos. No valdrán aproximaciones 😉
Así que entrenar el sistema que recibe esos datos (dureza, inclinación, temperatura, textura, etc, del suelo) es fundamental para que se obtengan buenos resultados (posición y movimientos de las articulaciones del pie, tobillo, rodilla, cadera y columna).
Ese sistema es el propioceptivo y está formado por multitud de sensores diferentes repartidos por todo el cuerpo (diferentes capas de la piel, músculos, tendones, ligamentos, articulaciones, etc). Y debemos estimular estos sensores con frecuencia para mantenerlos sanos y «calibrados».
Del mismo modo, es importante entrenar los sistemas que se encargarán de usar dicha información para tomar las mejores decisiones.
Estos sistemas son principalmente el cerebro y el cerebelo.
Aquí hablaba de cómo trabajar el sistema nervioso mediante el uso de estos dos sistemas:
Pero con esta sencilla y efectiva recomendación de The Foot Collective, pueden entrenar ambos sistemas:
- El que recibe la información. (Receptores propioceptivos)
- El que hace los cálculos. (Cerebelo y cerebro)
Como cometan ellos mismos (mi traducción libre):
«Algo tan simple como un tablón de un par de metros puede encender los centros del movimiento en tu cerebro, soltar tus gemelos/tobillo, relajar la tensión en torno a tu cadera, mejorar la estabilidad y equilibrio»
«Una herramienta mágica. Barata, fácil de encontrar y que hace muy sencillo meter 10 minutos diarios de juego.»
«No mires abajo, deja que tus pies y caderas hablen con tu cerebro. Cuando se vuelva fácil, cierra tus ojos.»
Y es cierto. No hace falta gastarse mucho dinero o subirte a la cornisa de un edificio para obtener las ventajas de trabajar el equilibrio.
Hagan la prueba. Verán como, a medida que progresan, mejora:
- La estabilidad de los pies.
- La conexión entre el pie y la cadera.
- La tensión en los tobillos o gemelos.
Y probablemente se sientan más relajados, pero concentrados, después de una sesión de esto 🙂