El cerebro es complejo y la forma que tiene de aprender también. Aunque en el anterior artículo expliqué (de forma bastante simplificada) cómo memorizamos y aprendemos nuevas habilidades, ésa no es la única forma en la que aprendemos.
Para que funcione bien el método que comentaba en el otro artículo, lo que se aprende debe ser simple, no complejo. Mientras más complejo, más nos costará aprenderlo de una sola vez (si es que llegamos a hacerlo).
NOTA: No hay que confundir simple con sencillo, ni complejo con complicado o difícil.
Simple es algo que se compone de un sólo elemento, mientras que complejo se compone de múltiples elementos.
Por eso el truco para aprender algo complejo es descomponerlo es sus partes más simples, aprenderlas por separado y, luego, integrarlas.
Crear conceptos
Veámoslo con un problema clásico y el primero que tuve que resolver formalmente cuando me inicié a la programación informática: cómo freír un huevo.
Freír un huevo es una tarea relativamente sencilla, pero se puede descomponer en varios pasos.
Aprendemos dicha tarea cuando repetimos esos pasos, en ese orden, suficientes veces como para fijarlos en la memoria. Esto es, más o menos, el proceso que expliqué en el otro artículo, pero aplicado a un proceso, una sucesión de pasos, una habilidad sencilla.
Aunque la magia ocurre cuando nuestro cerebro detecta esa secuencia de pasos, un patrón, y decide guardarlo junto con otros patrones, por si lo volvemos a necesitar.
Nuestro cerebro establece la conexión entre el concepto «freír un huevo» y la secuencia de pasos necesaria para hacerlo.
Así, la próxima vez que pensemos en «freír un huevo» recordaremos dicha secuencia, sin tener que ir pensando en cada uno de los pasos.
Esta capacidad nos permite economizar. Guardar un concepto, imagen mental o patrón ocupa menos espacio en nuestro cerebro que guardar todas sus partes.
Abstraer conceptos
Una de las especialidades de nuestro cerebro es detectar patrones. Incluso, patrones de patrones. Si hay dos o más que se parezcan mucho, inferirá que existe un meta-patrón (un patrón de patrones).
Sería el equivalente a una ecuación matemática o a una función en programación. Sirven para muchos casos, sólo hay que cambiar el valor de las variables.
Veámoslo con nuestro ejemplo del huevo:
Si freímos un huevo, una papa, una salchicha, un plátano y un chorizo, nuestro cerebro no tardará mucho en detectar que el proceso se parece mucho y en decidir guardar el meta-patrón «freír», por si decidimos freír otra cosa, no tener que aprender todos los pasos de nuevo.
Unir conceptos
Hemos aprendido una habilidad y la hemos convertido en un concepto para economizar y recordarla más fácilmente, hemos abstraído el patrón que siguen habilidades similares para reutilizarla en otras circunstancias, ahora nos queda crear conceptos más complejos, uniendo varios simples.
Imaginemos que vamos a hacer un «arroz a la cubana» y que nunca lo hemos hecho.
Tenemos dos opciones, o aprendernos cada uno de los pequeños pasos que requieren cocinar y preparar todos los alimentos que forman el plato o aprendernos lo pocos pasos (conceptos) que nos lleva hacer el plato.
Está claro que es mejor aprenderse unos pocos pasos (cocinar el arroz, freír huevos, freír plátanos, añadir salsa de tomate), que aprenderse la lista de todos los pequeños pasos que son necesarios para hacer cada una de esas tareas.
Si vemos a alguien cocinar el plato, nuestro cerebro intentará detectar todos los patrones conocidos posibles, para no tener que aprender nuevos patrones, sino reutilizarlos. Y lo que quede, lo intentará meter dentro de un patrón nuevo o recordarlo tal cual.
Mientras más patrones sencillos tengamos de cocinar, más posibilidades hay de los detectemos y reutilicemos, en vez de tener que crear uno nuevo o memorizar pasos sueltos.
Es decir, mucho menos esfuerzo y más fácil de recordar.
Luego, pasará como con el ejemplo sencillo del principio,crearemos un concepto, una imagen mental, que represente a esta habilidad más compleja, volviendo a optimizar el aprendizaje.
Ahora asociaremos «cocinar arroz a la cubana» con todo el proceso, sin tener que pensar en cada uno de los pasos o detalles que lo componen.
Esta es la razón por la que la mejor manera de aprender conceptos o habilidades complejas es descomponerlas en sus partes más sencillas, aprenderse cada una de ellas por separado y luego integrarlas todas.
Puede parecer un camino más largo, pero es mucho más corto y mucho más fácil.
Pensemos si no en la alternativa: no saber cómo freír un huevo (u otra cosa) y tener que aprender a hacer el plato completo.
Sería demasiada información nueva y sin patrones aparentes que nos ayudaran a simplificarla y a acelerar el proceso.
Establecer conexiones entre ideas o conceptos previamente aprendidos es una de las formas más potentes que tenemos de aprender.
No sólo nos permite aprender cosas más complejas, sino crear conocimiento sin necesidad de copiarlo.
Esa intuición o inspiración que nos lleva a descubrir algo que nadie nos ha enseñado, es fruto de establecer conexiones entre conceptos que tenemos.
Hay dos situaciones que aumentarán nuestra capacidad de establecer estas nuevas conexiones:
- Tener más conceptos diferentes.
- Exponernos a problemas nuevos que requieran soluciones nuevas.
El cerebro existe para garantizar nuestra supervivencia y nada mejor que adaptarse continuamente a el medio cambiante en el que vivimos. Por eso nos recompensa con un chute de dopamina cada vez que aprendemos algo nuevo.
Eso nos hace sentir mejor y nos invita a seguir aprendiendo. Pero mientras más avancemos y mejor sea ese aprendizaje, mayor será la recompensa.
Por eso cuando establecemos conexiones entre conceptos, nos sentimos mejor que cuando aprendemos por repetición o cuando aprendemos algo muy difícil, mejor que cuando aprendemos algo muy fácil.
Todos hemos experimentado ese momento de euforia y energía cuando tenemos un momento ¡Eureka!, un descubrimiento, una conexión inesperada.
Es nuestro cerebro recompensándonos y diciéndonos que volvamos a hacerlo, que vamos por buen camino 😉
En siguientes artículos (este ya se ha hecho muy largo) explicaré cómo aplicar estas ideas al aprendizaje o enseñanza habilidades complejas.